Constantino, don inquieto,
le apodaban en la granja,
era un cerdito curioso
que nunca acababa nada!.
Si empezaba los deberes,
enseguida se cansaba
y se marchaba a otra cosa
y a medias se los dejaba!.
Sus padres le reprendian,
¡él de veras lo intentaba!,
pero surgia otra idea
y otra cosa que empezaba!...
Un buen día preparó
una pequeña maleta
con su cepillo de dientes
y una bonita cometa...
Quíso conocer el sol
y le preguntó a una estrella
y esta asustada le dijo;
¡ni se te ocurra, que quema!...
Dando vueltas sin sentido
deambulaba y deambulaba,
sin terminar el camino
a otro lado caminaba!...
Y un buen día, ya cansado
de ir de lugar en lugar,
decidió volver a casa
¡que ya extrañaba su hogar!...
Y ahora si, Constantino
sus deberes terminaba,
que era más divertido,
¡ver la tarea acabada!...
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